
Durante los últimos años, por un motivo u otro, no había podido ir a ver ninguna etapa de La Vuelta España en directo. Pero este año (2017), coincidiendo con cambios laborales y disponibilidad en la agenda, tengo la oportunidad de vivir el ciclismo de cerca. Compruebo el calendario y las etapas de La Vuelta de este año para poder ver a los ciclistas en algún puerto y si puede ser categoría especial, mejor. Encuentro una etapa interesante, concretamente el final de etapa, en el alto de los Machucos (Cantabria). Un puerto de categoría especial con rampas de más del 25% en algunos tramos y sitios donde el asfalto se sustituye por el mítico cemento con rayas en diagonal.
Encontrada la etapa planteo el viajecito previo. La idea es salir desde Valladolid 3 días antes, dormir un par de noches en el campo, ver la etapa y dedicar otros 2-3 días para volver («de bajada»).
Es curioso salir de casa pedaleando con el objetivo de volver en 6 días. El primer tramo me lo conozco, pero el hecho de pensar que vas a ir mucho más lejos del radio conocido, te hace relativizarlo y lo que normalmente es tu punto más alejado en salidas de fin de semana se queda en un punto anecdótico de todo lo que te espera por ver y disfrutar.
Valladolid-Palencia por carretera acompañado de Nuria y con el tiempo a nuestro favor. Largas rectas y parada en Palencia para comer. Por horario/planificación no hemos salido temprano de casa. Menú de tres B y vuelta al pedaleo. A partir de este punto, Nuria da media vuelta y sigo en solitario.
Sigo en mi dirección hacia el norte. Primero por la vía de servicio de la carretera CL-615 que, unos km más adelante, pasará a ser carretera de doble sentido con un cierto tráfico hasta que me desvío en dirección a Villoldo. A partir de este momento, las carreteras pasan a ser muy tranquilas, un poco más estrechas, pero el asfalto con buena calidad para la cantidad de vehículos que parece que transitan por ellas. Sigo pedaleando con la intención de avanzar al máximo antes de que anochezca. Mientras pedaleo intento recordar si he cogido cuchara y/o tenedor para poder comer. Al final decido parar i revisar si los llevo encima y tal y como venia pensando no los había cogido. En el siguiente pueblo “grande” más cercano (Osorno) decidí buscar una tienda que me pudiese vender uno, pero todo parecía cerrado. Decidí preguntar a algunos vecinos pero todos los sitios que me decían estaban cerrados. Finalmente una amable vecina me regaló un tenedor que me permitiría cenar.
Seguí pedaleando hasta el ocaso, hasta que di con un sitio perfecto para pasar la noche. Cena al aire libre y a dormir.

Amanece el día fresco pero soleado. Me levanto temprano para poder aprovechar al máximo las horas de luz, me espera un largo día en la carretera. Empiezo el pedaleo y paro en el primer pueblo, llamado Melgar de Fernamental para tomar un buen almuerzo. Bocadillo de tortilla de patatas y un vaso de leche con ColaCao. Al terminar, la temperatura ya es más agradable para el pedaleo y sigo avanzando por las tranquilas carreteras de esta zona. El siguiente pueblo de referencia es Villadiego. Curiosamente, la etapa que voy a ir a ver va a empezar desde aquí. La diferencia es que yo tardaré dos días en llegar al alto de los machucos y que mi recorrido no va a ser exactamente el mismo. En el pueblo se palpa el ambiente pre-Vuelta. Pueblo con encanto y un museo muy especial con inventos y bicicletas. Relleno el bidón de la fuente del pueblo, como algo y, después de responder preguntas a algunos vecinos curiosos que se acercaron al ver mi bici cargada, sigo con mi ruta.
La siguiente parada será para comer en el pueblo más o menos grande que encuentre a partir de las 14h. El día sigue muy soleado, sigo por la carretera CL-633, el terreno mayoritariamente llano, con tendencia a subir y en algún momento hay que subir y bajar algún pequeño páramo.
En el pueblo de Masa decido parar a comer. Veo en el mapa que cerca no hay prácticamente nada. Desde la carretera que cruza el pueblo veo un cartel que indica que hay un bar. Entro hacia el interior del pueblo y encuentro el bar. Se trata de un punto de encuentro de la gente del pueblo (mayoritariamente gente mayor) en el que sirven bebidas y snacks. Les pregunto para comer algún tipo de bocadillo caliente, pero me dice que no tienen cocina. Les pregunto si en los próximos km en la dirección a la que voy hay alguna gasolinera o pueblo con bar/restaurante y me dicen que la cosa está un poco complicada. Decido de momento pedir un refresco y unas patatas fritas para saciar un poco el apetito y la sed. Los hombres muy amables me dicen que me siente. Han visto la bici, saben dónde voy y quieren que me sienta como en casa. Mientras reviso el mapa sentado en una de las pequeñas mesas del local. Se me acerca un hombre (que estaba cuando he preguntado si tenían cocina) con una bolsa de plástico. Me dice: “toma para ti”. Era un bocadillo de carne empanada que acababa de preparar alguien en su casa. Al oírme el hombre se había ido corriendo a casa a buscármelo. No os podéis imaginar lo que suponía eso en ese momento.
Después de la magnífica acogida en Masa retomo la marcha. El ruido de los grillos del mediodía en verano me acompaña en mi camino. Cambio de carrera y tomo la CL-629. Se nota el incremento de categoría. Se agradece la mejor calidad del asfalto pero también se nota en el mayor número de vehículos. La carretera va subiendo, hasta que llego al alto de la Mazorra. Aquí se empiezan a divisar ya zonas de montaña y el soleado día ha pasado a convertirse en una tarde gris. La bajada del puerto espectacular, con grandes curvas, camiones en sentido contrario con los warnings encendidos debido al fuerte desnivel y unas vistas en altura que compensan parte del cansancio del ascenso.
Al finalizar la zona de pendiente cruzo sobre el río Ebro, cosa que me hace especial ilusión. Pensar que con un kayak o nadando podría llegar hasta el delta del Ebro dispara la imaginación en mi cabeza.

La tarde mejora un poco en la zona baja del valle pero se nota también que la luz para pedalear se me va a terminar un poco antes que el día anterior. El siguiente gran pueblo es Villarcayo. Hoy llevo todo lo necesario para cenar, así que no paro y ya una vez fuera del pueblo empiezo a sondear el terreno en búsqueda de un lugar para poder dormir. Lo encuentro después de algunas dudas. Cena y a dormir.
Se nota la orografía del terreno y al amanecer la tienda presenta mucha condensación por la parte interior. Hoy el día está gris y se nota un descenso en las temperaturas. Seco la tienda un poco, pero no todo lo bien que me gustaría. No quiero perder mucho tiempo parado porqué hoy es el día de la etapa y quiero llegar con tiempo al puerto antes de que puedan cortar el acceso ante la llegada de los ciclistas. Carreras con desnivel y casas con la típica estética del norte. La llovizna también presente. De momento decido no ponerme ropa para protegerme de la lluvia. Parada en bar de pueblo para almuerzo y al salir me pongo los cubrebotas en previsión de que el clima va a empeorar a medida que avance. Antes de llegar al inicio del puerto de los Tornos, el día se pone realmente oscuro. Nubes grises de tormenta al fondo y algunos bancos de niebla. Pese a que no está lloviendo, paro y me pongo la ropa de lluvia en vistas de lo que me voy a encontrar en cualquier momento. Pongo las luces a la bici también. Empiezo el ascenso al puerto de los Tornos. La niebla se va espesando a medida que voy avanzando. Los vehículos que vienen del sentido contrario llevan las luces antiniebla y vienen mojados. La carretera dispone de los palos rojos y blancos para cuando nieva mucho. Voy ascendiendo con lluvia ligera. El punto más alto del puerto es el que marca el cambio de comunidad autónoma. Entro en Cantabria. La lluvia se incrementa empiezo los primeros metros de descenso y la niebla desaparece, pero la luz es tenue por la gran densidad de nubes y por los altos árboles. Decido descender viendo que no es una tormenta pasajera. Hace frío y la gran cantidad de agua que se acumula en la carretera hace que mi rueda delantera parezca la quilla de un barco abriéndose camino en el mar. Los frenos (v-brake) me ayudan a reducir la velocidad pero veo que en caso de emergencia no dispongo de un gran sistema de frenado. En estos momentos es cuando pienso en lo bien que van los frenos de disco. Por suerte no hay mucho tráfico en mi sentido y puedo bajar ajustando mi velocidad sin estar pendiente de los vehículos que pudiesen estar detrás mío.
Finalmente llego a Ramales de la Victoria parada obligadísima en el bar. Entro en el baño con mi toalla y ropa de recambio y mientras me preparan el bocadillo y el vaso de Colacao, me cambio y me limpio un poco.
En el pueblo ya se palpa el ambiente ciclista en el bar varios hombres mayores lo comentan mientras leen el diario y a través de la gran cristalera del bar voy viendo cómo pasan coches con bicis.
Tomo la carretera dirección al alto de lo Machucos. Unos km antes de llegar al inicio del puerto, la carretera está cortada solo para autobuses y bicis. Gran ambiente, pedaleando tranquilamente por la carretera. Llego al inicio del puerto y espero a Núria que también va a venir a ver la etapa. Ella llega desde el sentido opuesto. En la base hay varios bares que preparan bocadillos, hay música, el camión de merchandising de la Vuelta y muchas bicis y gente que viene a ver el final de etapa. Llega Núria, comemos un magnifico bocadillo de lomo con pimientos y empezamos el ascenso. Ella con mochila yo con las alforjas y la bici cargada. Al principio del puerto, primera rampa fuerte. El pavimento de cemento rallado ya avisa del panorama. Vamos subiendo algunos de los tramos con más desnivel y los superamos los dos, algunos del final toca hacerlos caminando con la bici al lado. En algunos de estos tramos de máximo desnivel hay mucha gente del público animando y haciendo un pasillo, que emociona tanto que cuesta no intentar seguir avanzando sin poner el pie en el suelo.
Nos instalamos en una de las curvas previas al final de etapa. Llegan los ciclistas, entre ellos Chris Froome y Contador, además de todos los vehículos amenizados con la banda sonora del sonido del helicóptero de la televisión, ruido de los cláxones de los coches y muchos ánimos del público.
Al terminar, descenso por dónde hemos venido. El desnivel, el peso de la bici y los frenos tocadillos por la lluvia hacen que el descenso se convierta en algunos puntos un tanto arriesgado. Manetas apretadas a tope, peso atrás y haciendo fuerza sobre el sillín para que la bici se agarre lo máximo posible. Veo que mis frenos no me permiten hacer una frenada de emergencia. Llegamos abajo sin incidentes. Pedaleamos hasta Ramales de la Victoria donde dormiremos bajo techo en un pequeño hostal. Aprovecho para secar la tienda bien y la ropa que llevaba por la mañana. También aprovecho para cargar baterías de móvil y luces. El retorno en este caso lo haré con Núria por el mismo camino por el que llegué hasta aquí. Esto me da cierta ventaja en cuanto a conocer los puntos donde se puede comprar comida, los pueblos que tienen bar, fuentes y lugares para dormir.
Decidimos hacer el retorno en 2 días en lugar de tres. Paramos en Villadiego dónde hablamos con el hombre que lleva el museo de los inventos, es un crack que anda siempre para arriba y para abajo con 50 proyectos a la vez cargando sus cosas en su furgoneta.

Nos hace una foto con su réflex después de explicarle nuestra mini aventura en bici. Pedaleamos hasta que anochece y un poco más. Queremos llegar a dormir al punto en el que dormí la primera noche. Pedaleamos algunos km de noche hasta que nos vamos a dormir. Finalmente, pedaleamos el último día, ya de trámite y sin muchas anécdotas por paisaje castellano-leonés bastante conocido. Llegamos a Valladolid enteros con una nueva aventura para compartir.
